Los embases del futuro ya están aquí: se trata de envases inteligentes. La necesidad de no desperdiciar los alimentos va en aumento a causa de una mayor población mundial y en ciertos casos la escasez de recursos. Por eso, cada vez nos preocupa más no desperdiciar nada. Así que los avances en cuanto al embalaje de la comida son sumamente importantes para mantener los alimentos frescos más tiempo y conservarlos mejor. Por ejemplo, estamos hablando de embases que cambian de color a medida que la comida se encuentre en peor estado.

Se trata nanotecnología aplicada a los embalajes, la “ciencia de lo diminuto”. Las propiedades de un material pueden cambiar de las de ese mismo material a mayor escala, diferencia de la que es posible sacar un gran beneficio. Esta transformadora tecnología puede cambiar nuestro día a día en muchos ámbitos: las comunicaciones, la informática, la energía, la cosmética, los medicamentos y la alimentación. Por eso las empresas alimentarias han visto en el campo de la nanotecnología un sinfín de posibilidades: alimentos más sanos, seguros, sabrosos… no desperdiciar alimentos y generar menos desechos.

El envasado inteligente también puede ayudarnos a rastrear un alimento des de al campo hasta nuestra mesa. Embalajes con mayor resistencia al calor, la luz, los daños…

Empresas especializadas en el transporte de mercancías tales como J2 Servid ya se interesan por este tipo de soluciones.

A pesar de todas sus posibilidades, existen sectores críticos al respeto que exigen controles exhaustivos del uso de estos materiales. Así pues, tendremos que esperar unos años para ver los envases inteligentes de forma generalizada.