
1. Crecimiento de industrias exigentes
Sectores como el químico, farmacéutico, aeronáutico, aeroespacial y alimentario necesitan materiales fuertes y seguros. En la alimentación y farmacia, el acero inoxidable debe evitar contaminaciones, mientras que en aeronáutica y aeroespacial debe soportar condiciones extremas sin perder calidad.
2. Normas más estrictas
Hoy en día, cumplir con normas como ASTM A967 o ASTM A380 es obligatorio. Los clientes también exigen procesos más detallados y personalizados, lo que hace que el pasivado tenga que ser más preciso.
3. Impurezas en la fabricación
Procesos como cortar, soldar o mecanizar el acero pueden dejar impurezas que debilitan el material. El pasivado limpia esas impurezas y recupera la capa protectora, dejando el acero listo para resistir la corrosión.
4. Tecnología más avanzada
Pruebas como el test ferroxyl o el análisis de molibdeno aseguran que el acero esté perfectamente limpio y en condiciones óptimas. Esto genera confianza en el proceso y hace que más empresas lo elijan.
5. Más sostenible
El pasivado ayuda al medio ambiente porque hace que el acero dure más tiempo, reduciendo desperdicios y reemplazos. Esto es especialmente importante en sectores como la obra pública o el mobiliario, donde los materiales deben resistir años de uso sin deteriorarse.
El pasivado mejora la calidad del acero inoxidable y cumple con las necesidades de industrias cada vez más exigentes. Su capacidad de aplicarse en grandes dimensiones lo hace ideal para proyectos grandes y complejos.
